Card #18: “El individuo que se compadece del sufrimiento de su prójimo –vegetal, animal o humano– y desea ayudarle, se ilumina fácilmente”.

¿Quien es mi prójimo?

El espiritismo nos enseña que somos parte de una familia universal, que somos hijos del mismo Creador, hechos de Su misma sustancia.

Y a diferencia de la lógica antropocéntrica y especista, que inferioriza e instrumentaliza todo lo que no es humano, el Espiritismo nos presenta una cosmovisión que hermana a todas las criaturas, sean o no sencientes.

Después de todo, los Inmortales nos enseñaron que la trayectoria del ser espiritual se lleva a cabo desde del “átomo hasta el arcángel”, atravesando los reinos mineral, vegetal y animal hacia la angelicalidad. [1]

De esta manera, varios benefactores espirituales fueron enfáticos al advertirnos de la necesidad de comprender que el prójimo es toda forma de vida, independientemente de la especie en la que se encuentre aprendiendo.

Y no solo para comprender esta verdad, sino para experimentarla, es decir, para extender a las otras especies no humanas la caridad que tanto predicamos y practicamos con los humanos.

Como André Luiz nos dijo: “el respeto por la creación es un simple deber”. [2]

Son muchos los mensajes de benefactores y advertencias de la ciencia que nos llaman a asumir el deber sagrado de respetar y cuidar celosamente la Tierra.

Por eso Juana de Angelis clamó:

“Es a través de su vibración de generosidad que se desarrollan sentimientos de benevolencia hacia todos, de simpatía y afecto por todas las formas de vida, incluso si no son sencienes: montañas, piedras y metales diferentes, valles, ríos y mares, bosques y jardines… El individuo que se compadece del sufrimiento de su prójimo –vegetal, animal o humano– y desea ayudarle se ilumina fácilmente, debido al conocimiento que tiene sobre el significado existencial de la vida en la Tierra. Este fenómeno es el resultado de tendencias universales resultantes del proceso de evolución moral, que se manifiesta en este sentimiento expresivo de compasión, uno de los más altos que la psique humana puede exteriorizar”. [3]

Referencias:

[1] KARDEC, A. El libro de los Espíritus. Trad.: José María Fernández Colavida. Ed. digital, FEE, set. 2018. Libro segundo “Mundo espírita o de los Espíritus”, cap. IX “Intervención de los espíritus en el mundo corporal”, ítem IX “Acción de los Espíritus en los fenómenos de la Naturaleza”. Pregunta 540, p. 252. Acceso el 26-06-2020 https://url2.cl/9g7wk

[2] VIEIRA, W. ANDRÉ LUIZ (Espíritu). Conduta espírita. [Conducta espírita]. 32 ed. 7 imp. Brasília: FEB, 2017. 118 p. Capítulo 33 “Perante os animais” [Ante los animales], pp. 89-90.

[3] FRANCO, D. P.; JOANNA DE ÂNGELIS (Espíritu). Encontro com a Paz e a Saúde. [Encuentro con la Paz y la Salud]. 5 ed. Salvador: LEAL, 2016. 232 p. Capítulo 10 “En busca de la iluminación interior”, ítem “Proceso de autoiluminación”, pp. 198-201.

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