Card #26: “El orgullo hizo que el hombre dijera que todos los animales fueron creados en su intención y para sus necesidades”.
¿Qué hace que la especie humana crea que existen otras especies para ser por ella utilizada, dominada?
¿Qué nos hace creer que algunas vidas sencientes son más valiosas que otras?
Allan Kardec mencionó en La Génesis que ‘Tal vez algún día sea dado al hombre saber las razones por las cuales Dios creó las especies, incluso la de los animales que vivieron en el planeta Tierra antes que la especie humana, y que tal conocimiento humillará nuestro orgullo’. [1]
Ciertamente, una de las grandes batallas que libramos en la vida es contra el orgullo, que generalmente va tomado de la mano con el egoísmo, ambos originados en la misma fuente, la ignorancia.
Veneranda, a través de la psicografía de Chico Xavier, trae un hermoso resumen del ciclo que creamos a través de nuestro orgullo: “Crecemos entre dádivas sublimes de la Naturaleza, con todas las facilidades que el Poderoso Señor nos concedió. A pesar de eso, aunque la belleza y la gloria de la escuela a que somos conducidos por la Bondad Celestial, por algún tiempo, con el fin de que podamos adquirir conocimiento y virtud, perdemos casi todo el tiempo en la pereza y, orgullosos, nos creemos señores de la Creación… Casi siempre comenzamos de pequeñitos a huir de nuestros deberes, a despreciar el trabajo, a olvidar los estudios que nos tornan más sabios y mejores, a oprimir la Naturaleza, a olvidar los derechos del prójimo y, por eso, tropezamos en la ceguera de la descreencia, en la heridas del mal, en el frío del desánimo o en las destrucciones de la guerra…” [2].
Es la ignorancia, disfrazada de orgullo, la que subyace en la creencia de que los animales no humanos están en el mundo para servir al hombre, lo que hace que muchos se vuelvan insensibles al sufrimiento de los seres que tienen el mismo derecho a la libertad que los humanos. Eso hace que la ética sea anestesiada por la falsa idea de superioridad.
Todo ser tiene derecho a vivir libre en su lugar, a cumplir su función en ese sistema de cooperación y amor en acción, no de dominio y sumisión. Es una consecuencia de una actitud ética y justa ante la vida.
También encontramos en La Génesis que “A medida que el sentido moral va predominando, se desarrolla la sensibilidad: la necesidad de destruir va desapareciendo hasta extinguirse y hacerse odiosa. El hombre en ese estado, tiene horror a la violencia y al derramamiento de sangre”. [3].
Por lo tanto, una de las consecuencias del dominio del orgullo es el cambio en el comportamiento hacia los animales no humanos, un paso necesario para nuestro ascenso como espíritus que somos, tal como lo fue en el Sistema de Capela, como Emmanuel nos enseña: “Casi todos los mundos dependientes de ella, ya se purificaron física y moralmente, en relación a las condiciones de atraso moral de la Tierra, donde el hombre se alimenta con las vísceras de sus hermanos inferiores y, como en las épocas prehistóricas, marchan unos contra otros a los sones de himnos guerreros, desconociendo los más elementales principios de fraternidad y trabajando poco por la extinción de su egoísmo, vanidad e infeliz orgullo”. [4].
Referencias:
[1] KARDEC, A. La Génesis. KARDEC, A. La Génesis. Capítulo VII “Bosquejo geológico de la Tierra”, ítem 32, pp. 179. Ed. digital, FEE, set. 2018. Acceso el 26-03-2020 https://url2.cl/2g1A1
[2] XAVIER, F. C.; VENERANDA (Espíritu). Los Hijos del Gran Rey. Versión digital. Federación Espírita Española. 24 p. Capítulo “Los príncipes”. Acceso el 23-06-2020 https://bit.ly/2YZbB6Y
[3] KARDEC, A. La Génesis. Capítulo III “El bien y el mal”. Ítem 23. p. Ed. digital, FEE, set. 2018. Acceso el 26-03-2020 https://url2.cl/2g1A1
[4] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). A Camino de la Luz. Versión digital. Federación Espírita Española. 105 p. Capítulo 3 “Las razas adámicas”, ítem “El sistema de Capela, pp. 15-18. Acceso el 23-06-2020 https://bit.ly/2CAwU7p
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