Card #51: “El buey, el caballo, el perro y el gato… sentidos y entendidos por nosotros en el estado de semidesapego espiritual, aparecen a nuestro entendimiento y a nuestra razón casi como seres humanos, sintiéndonos, por ellos, viva ternura y hasta profunda compasión”.
¿Cuál es la diferencia entre los humanos y las otras especies?
Según un estudio desarrollado en 2011 por Censo de la Vida Marina (Census of Marine Life) publicado en la revista PLoS Biology, hay alrededor de 8,7 millones de especies catalogadas y cientos de miles de otras especies aún desconocidas. [1]
Dada esta diversidad, ¿sólo importa la vida humana?
Gabriel Dellane afirmó: “No vemos entre los animales y el hombre más que una diferencia de grado, no de naturaleza”. [2]
¿Estas diferencias justifican la violencia contra las especies distintas a la humana? ¿O realmente nos traen mayores responsabilidades?
El Espiritismo no comprende que los animales fueron creados para servir a los seres humanos. De hecho, el superior en la jerarquía espiritista es el que más debe servir. Más edad evolutiva otorga mayores obligaciones de cuidar a los de menor edad evolutiva.
En este contexto, la fase evolutiva de humanidad no es para explorar la fase evolutiva de animalidad, es decir, la diferencia en el grado evolutivo no permite a los humanos la explotación de los no humanos.
El caso es que históricamente se ha creado una narrativa de diferenciación casi insuperable entre humanidad y animalidad. ¡Todo se hizo para diferenciar! Primero, se inventó la desanimalización humana (excluyendo al humano de la condición animal) y luego la condición de animalidad fue rebajada. Incluso hoy, para humillar a alguien, se lo compara con un animal.
La primatóloga Dra. Jane Goodall ha estudiado a los chimpancés desde la década de 1960, siendo una de las mayores referencias en el campo, habiendo realizado descubrimientos cruciales que ayudaron a modificar la forma en que la ciencia entiende a los animales.
Al observar un grupo de chimpancés en la región africana de Gombe, la Dra. Goodall descubrió que los chimpancés podían modificar objetos para usarlos como herramientas, como por ejemplo quitar hojas de una pequeña rama y usarla para “pescar” termitas dentro de un nido de termitas.
Ante muchos otros descubrimientos a lo largo de los años, junto con otros científicos que estudian otras especies, la Dra. Goodall afirmó en una conferencia en 2002: “…lo que descubrimos después de más de 40 años estudiando a los grandes primates y otras especies de mamíferos, es que no existe una línea clara que separe a los humanos del resto del reino animal. Es una línea muy borrosa y se vuelve cada vez más borrosa a medida que observamos a los animales haciendo cosas que nosotros, en nuestra arrogancia, creíamos que eran exclusividad humana”. [3]
Por otro lado, señala que nuestra capacidad para comunicarnos entre nosotros de manera sofisticada y compleja es una de las habilidades que nos diferencia de los animales. A través de la comunicación podemos comprendernos, informar y debatir los graves problemas y tomar medidas para solucionarlos, como el calentamiento global y la extinción de especies (chimpancés y otros primates por ejemplo) provocada por la acción humana.
La capacidad de comunicarnos debe estar a favor de los animales, como sus portavoces y, sobre todo, ¡sus oyentes!
Emmanuel nos dice que: “Para el hombre, el ángel es el genio que representa la Providencia Divina, y, para el animal, el hombre es la fuerza que representa la Divina Bondad.” [4] Completando, André Luiz afirma que: “El respeto a la creación constituye un simple deber”. [5]
Por tanto, necesitamos entender que nuestra relación con las otras especies que conviven con nosotros en el planeta nos otorga serias responsabilidades, cuya insistencia en menospreciar su sufrimiento ha generado fuertes deudas ante la Justicia Divina.
Y así nos suplica Caibar Schutel: “Sed benevolentes, porque también en comparación con los Espíritus Divinos, a quienes imploráis luz y benevolencia, ¡sois asnos sujetos a la acción refleja del bien y del mal!”. [6]
Que podamos, a través de las informaciones espiritistas y los descubrimientos científicos, reducir la orgullosa distancia que creamos entre nosotros y los animales y, con urgencia, expandir la compasión más allá del pequeño círculo humano, sembrando la verdadera fraternización universal entre todas las especies, en consonancia con la Ley de Dios.
Referencias:
[1] https://bit.ly/3bWRmwO
[2] DELANNE, G. A evolução anímica [La evolución anímica]. 1 ed. Limeira: EDITORA DO CONHECIMENTO, 2008. 239 p. Capítulo 1 “A vida” [La vida], item “A força vital” [La fuerza vital], pp. 30.
[3] https://bit.ly/2DZn4Nm
[4] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). Alvorada do Reino. [Alborada del reino] 1 ed. São Paulo: IDEAL, 1988. 102 p. Capítulo 15 “En el camino de la ascensión”, pp. 78-82.
[5] VIEIRA, W. ANDRÉ LUIZ (Espíritu). Conducta espírita. Versión digital. Federación Espírita Española. 70 p. Capítulo 33 “Frente a los animales”, p. 50. Acceso el 15-06-2020 https://bit.ly/37vPEQZ
[6] SCHUTEL, C. “Gênese da Alma”. [Génesis del alma]. 7 ed. Matão: O CLARIM, 2011. 136 p. Capítulo “Apelo em favor dos animais” [Apelación a favor de los animales] , pp. 111-113.
[7] PEREIRA, Y. A. Devassando o invisível. [Acechando al invisible] 15 ed. 5 imp. Brasília: FEB, 2017. 213 p. Capítulo “Sutilezas da mediunidade” [Sutilezas de la mediumnidad], pp. 172-173.
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