Card #50: “Su flora, su fauna, sus minerales extraordinarios, todo constituye en la Tierra un conjunto de perfecto equilibrio y de programación superior”.

¿Hemos mantenido y respetado el perfecto equilibrio, programado bajo la máxima supervisión de Cristo?

¿Qué nos ha dicho la ciencia sobre ese tema de vital importancia?

Veamos el alerta de los científicos del mundo a la humanidad, que incluye a la mayoría de los ganadores del Premio Nobel de Ciencia:

“Los seres humanos y el mundo natural están en rumbo de colisión. Las actividades humanas causan daños graves y a menudo irreversibles al medio ambiente y a recursos críticos. Si no cambiamos, muchas de nuestras prácticas actuales ponen en grave peligro el futuro que deseamos para la sociedad humana y los reinos vegetal y animal, y pueden alterar tanto el planeta que no podrá sostener la vida como la conocemos”. [1]

Este breve resumen, confirmado por numerosos otros estudios científicos ampliamente difundidos sobre el estado actual de nuestro ecosistema [2][3], ya nos da la seguridad de que lamentablemente no hemos sido buenos cuidadores de nuestra Tierra y de los innumerables seres que viajan de regreso a la Casa del Padre.

¡Con cuánta ingratitud hemos gratificado su amoroso cuidado, amado constructor del mundo, nuestro amado Jesús! Perdónanos, porque no sabemos lo que hacemos…estamos sordos, no hemos escuchado tus llamados.

Sus palabras profetizaron hace 2000 años lo que ahora ya empezamos a presenciar con mayor intensidad entre nosotros:

“Exhaustos de recibir los fluidos venenosos de la ignominia y de la iniquidad de sus habitantes, el planeta mismo protestará contra la impenitencia de los hombres, rasgando las entrañas en dolorosos cataclismos… Las impiedades terrestres formarán pesadas nubes de dolor que reventarán, en el instante oportuno, en tempestades de lágrimas en la faz obscura de la Tierra y, entonces, de las claridades de mi misericordia, contemplaré mi rebaño desdichado y diré como a mis emisarios: “¡Oh Jerusalén, Jerusalén!…”. [4]

Nos queda, por tanto, decidir como colectividad, y también a nivel individual, qué actitud tomar ante lo que se nos presenta: ¿seguiremos a ciegas y a velocidad de crucero hacia el iceberg ya avistado o realizaremos transformaciones, autotransformaciones, para al menos disminuir la potencia del impacto que al que nos parece, ya es inevitable?

¡La magnitud de la destrucción de la cosecha después de los cataclismos profetizados por el Gran Gobernador determinará la intensidad del llanto y del crujir de dientes que nosotros, herederos de nuestra propia locura, habremos de soportar! Una vez más Manoel Philomeno de Miranda nos trae la esperanza en el cambio:

“Si las mentes humanas, en lugar de cultivar el egoísmo, la locura, la perversidad, emiten ondas de bondad y de compasión, de amor y de misericordia, seguramente cambiarán los fenómenos programados para la gran mudanza que ya se está produciendo”.

“El amor de Nuestro Padre y la ternura de Jesús hacia su rebaño atenuarán la gravedad de los acontecimientos, mediante también la compasión y la misericordia, a pesar de la severidad de la ley del progreso”. [5]

¡Esperanza y trabajo, hermanos! ¡Hagamos nuestra parte y seamos el cambio que queremos ver en nuestro Mundo!

Referencias:

[1] https://bit.ly/35OAxme 

[1] https://bit.ly/3bXnBvT

[2] Clima Nasa: https://climate.nasa.gov/resources/en-espanol/

[3] IPCC, Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático https://bit.ly/2IVwrji 

[4] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). Hace 2000 años. Versión digital. Federación Espírita Española. 360 p. Segunda Parte. Capítulo VI “Alboradas del Reino del Señor” pg. 289 Acceso el 20-06-2020 https://bit.ly/2CkNg3O

[5] FRANCO, D. P, MANOEL P. MIRANDA (Espíritu). Amanhecer de uma Nova Era  [Amanecer de una nueva era] 2 ed. Leal, 2012. 124p. Capítulo 16 “Durante a Grande Transição Planetária” [Durante la Gran Transición Planetaria] pg 105-106.

Compártelo con quien amas.