Card #70: “Con el pretexto de buscar recursos proteicos, exterminamos innumerables pollos y ovejas, lechones y cabras.”
¿Cuáles son las enfermedades físicas y los trastornos psicológicos todavía tan presentes hoy en día conectados, en gran parte?
Como nos trajo el instructor Alejandro en el libro Misioneros de la Luz, esto a menudo se debe a nuestros malos hábitos, a nuestras adicciones, desarrollados a partir de «los años más tiernos». [1]
Entre tantos de estos «malos hábitos», en sus palabras, se encuentran los hábitos alimenticios.
Al respecto, el instructor le pregunta a un sorprendido André Luiz:
«–¿Por qué tanta extrañeza? –preguntó el cuidadoso orientador–, ¿qué hacíamos nosotros cuando nos hallábamos en la esfera de la carne? ¿No se mantenían nuestras mesas a costa de carne y vísceras de bovinos y de aves? Con el propósito de buscar recursos proteicos, exterminábamos incontables pollos y carneros, lechones y cabritos. Chupábamos los tejidos musculares, roíamos los huesos. No satisfechos con matar a los pobres seres que nos pedían rutas de progresos y valores educativos para mejorar la Obra del Padre, aumentábamos el refinamiento de la explotación milenaria y a muchos de ellos les infligíamos determinadas molestias, para que nos sirvieran al paladar con la máxima eficiencia». [1]
En la Doctrina Espírita vemos en todo momento llamados que nos incitan a realizar nuestra Reforma Interior. Ahora bien, es precisamente en la deconstrucción y modificación de estos arraigados hábitos malignos donde radica nuestra mayor tarea de reforma, ¿no es así?
¿Hay una reforma más necesaria que romper con la violencia que aún habita en nosotros? Si el Amor, como Jesús enseñó y experimentó, nos salvará, para que podamos comenzar con un gesto de desapego, de respeto compasivo hacia aquellos otros animales que tanto han sufrido para mantener nuestros hábitos que ya se sabe que son innecesarios para tantos. de nosotros (ver como ejemplo las opiniones científicas, a favor de la comida puramente vegetariana, de las mayores Asociaciones de Profesionales en Nutrición que aparecen en nuestro artículo: La carne alimenta la carne.
La instructora ilustrada Juana de Angelis, que habla tan sublimemente sobre el amor, enseñó lo siguiente sobre la promoción de la paz y la salud:
«También los seres humanos deben sacrificarse con amor y compasión en beneficio de todas las demás vidas, contribuyendo así a que todo exprese su realidad colectiva, sin ninguna pérdida de individualidad.
(…)
Nuevamente, el aspecto de la compasión cobra sentido, ya que la búsqueda de la Naturaleza y sus diversas expresiones, como fases de la evolución de la vida, debe ser considerada esencial para lograr el sentimiento de humanidad.
No se puede amar y sentir compasión solo por los seres pensantes, sin una correspondencia con los demás que constituyen el orden universal, particularmente en el planeta madre, que es la Tierra». [2]
Somos conscientes de las dificultades para cambiar hábitos, tanto a nivel individual como, sobre todo, en el ámbito colectivo. Como todavía somos aprendices del Amor, el miedo, que es fruto de su ausencia, nos hace vernos rígidos y poco abiertos a las autotransformaciones que implican salir de nuestras zonas de confort. Reconociendo esto, el instructor Alexandre, todavía en Misioneros de la Luz, dictó palabras de aliento a quienes buscan su reforma íntima y también la de la comunidad:
«–Los problemas son nuestros –aclaró el generoso amigo, tranquilamente–, no nos corresponde condenar a nadie. Abandonando las fajas de nuestro primitivismo, debemos despertar nuestra propia conciencia para alcanzar la responsabilidad colectiva. La misión del superior es amparar al inferior y educarlo.Y nuestros abusos para con la Naturaleza están profundamente enraizados en todos los países, desde hace muchos siglos. No podemos renovar los sistemas económicos de los pueblos, de un momento para otro, ni sustituir, de manera repentina, los hábitos arraigados y viciosos de alimentación impropia. Reflejan ellos, igualmente, nuestros errores multimilenarios. Pero, en nuestra calidad de hijos endeudados para con Dios y para con la Naturaleza, debemos proseguir en el trabajo educativo, despertando a los compañeros encarnados más experimentados y más esclarecidos, en beneficio de la nueva era en la que los hombres cultivarán el suelo de la Tierra por amor y se valdrán de los animales con espíritu de respeto, educación y entendimiento». [1]
Ah, si nos permitimos abrirnos más plenamente al Amor Divino transformador y, aunque reconozcamos nuestra inferioridad, nos comprometemos a iniciar ahora el proceso de ruptura con cada acto de violencia, ¡qué mundo maravilloso construiremos! Entonces el amor crecerá más y más en nosotros y alrededor de nosotros y así cubrirá toda la Creación Divina.
Como propuso Gandhi, ¡seamos el cambio que queremos ver en el mundo!
Referencias:
[1] XAVIER, F. C.; ANDRÉ LUIZ (Espíritu). Misioneros de la Luz. 1ª ed., 2007. Derechos de autor cedidos gratuitamente por la Federación Espírita Brasileña. 352 p. Capítulo 4 «Vampirismo», pp. 38-48, por el benefactor Alejandro. Acceso el 27-10-2021 https://bit.ly/322xq7C
[2] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). Encontro com a Paz e a Saúde. [Encuentro con la Paz y la Salud]. 5 ed. Salvador: LEAL, 2016. 232 p. Capítulo 10 «Em busca da iluminação interior», item «Processo de autoiluminação», [En busca de la iluminación interior», ítem «Proceso de autoiluminación».], pp. 198-201.
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