Card #48: “Debemos afirmar la verdad, aunque contra nosotros mismos. ¿Nos atreveríamos a declarar, quizás, que fuimos buenos con los seres inferiores a nosotros?”
Buscando en lo más profundo del alma, ¿cuál es la barrera que nos impide asumir nuestros errores en hábitos y comportamientos y tomar nuevos rumbos?
Vivir en la prisión triste del egoísmo y del orgullo especista, aun teniendo la llave de oro, representada por casi doscientas referencias espiritistas sobre la ética animal, o utilizar esta llave para abrir la celda, y vivir la libertad del amor bidireccional, con la naturaleza y los animales?
Juana de Angelis resalta los efectos de la falsa libertad que ofrece el orgullo y el egoísmo explorador humano, cuando dice que: “La libertad es un derecho que se consolida, en la razón directa en que el hombre se autodescubre y toma conciencia, pudiendo identificar sus propios valores, que debe aplicar de manera edificante, respetando la naturaleza y todo lo que en ella existe. (…) La agresión ecológica, en forma de violencia cruel contra las fuerzas que sostienen la vida, demuestra que el hombre, en nombre de su libertad, destruye, mutila, mata y se mata, finalmente, por no saber utilizarla como sería deseable. [1]
Hay una necesidad urgente de un ataque inmediato a las raíces profundas del orgullo humano que nutre la idea cartesiana de que los animales son máquinas que generan alimentos empaquetados en estanterías, que generan enormes ganancias para una industria que, además de extinguir miles de millones de vidas, degrada la naturaleza. Kardec descubre el diagnóstico: “El orgullo llevó al hombre a decir que todos los animales fueron creados para subvenir a sus necesidades y en su honor.” [2].
Este orgullo tiene un precio inaceptable. Siglo XXI. Ya es hora de cambiar de “estanterías”, eligiendo las que no tienen como telón de fono el dolor y la muerte de miles de millones de animales, que también avanzan con nosotros, como dice la sencilla poesía de Casimiro Cunha (espíritu):
“Si los animales colaboran
en las fuentes de producción,
ellos son los compañeros
de tu realización.
Protégelos siempre que puedas.
Escucha y guarda lo que te pido.
Los animales, igualmente,
tienen sus leyes de progreso “. [3].
Juana levanta el velo de la ciencia moderna, cuando dice: “Como la evolución de la inteligencia y la conquista de los valores ético-morales son muy lentas, el egoísmo sigue impulsando las conquistas de la Ciencia y de la tecnología, que sin respeto a la vida la amenazan de extinción por el abuso de algunos pueblos, por la contaminación de la atmósfera ―a través de gases venenosos y metales pesados― de los mares, de los ríos, de los lagos, de la destrucción de los bosques y de muchas vidas vegetales y animales, por agresión a su medio ambiente.” [4].
Sin embargo, las claves de la prisión del orgullo y del egoísmo se vienen forjando desde el siglo XIX. La ciencia hace sonar la alarma de la locura sanguinaria hacia la naturaleza y los animales. La filosofía mueve las profundidades del ser humano y, con el apoyo de la religión, ofrece el camino del autoconocimiento para superar el orgullo y el egoísmo.
El Espiritismo abre la puerta a la salida de este “mundo-prisión”, cuya explotación animal ha llegado a límites insoportables.
En medio de la transición planetaria, ¿todavía quieres permanecer atrapado, o tomarás la llave de la libertad, comenzando a MOVErte en nombre de la naturaleza y de la vida animal?
Referencias:
[1] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). O homem integral [El hombre integral]. Capítulo 1 “Fatores de perturbação” [Factores de perturbación], ítem “Liberdade” [Libertad].
[2] KARDEC, A. El Génesis. Capítulo VII “Bosquejo geológico de la Tierra”, ítem 32, pp. 179. Ed. digital, FEE, set. 2018. Acceso el 26-03-2020 https://bit.ly/2RrbRIp
[3] XAVIER, F.C.; CASIMIRO CUNHA (Espíritu). Cartas do Evangelho [Cartas del Evangelio] Capítulo “Carta aos homens do campo” [Carta a los hombres del campo]
[4] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). Encontro com a Paz e a Saúde. [Encuentro con la Paz y la Salud]. 5 ed. Salvador: LEAL, 2016. 232 p. Capítulo 1.
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