Card #49: “El autoamor es la forma más prometedora de expandir la capacidad del afecto, direccionando ese amor a otras formas de vida”.

¿Sabemos amarnos a nosotros mismos? ¿O nos engañan otros sentimientos que confundimos con el autoamor?

¿Cómo es hoy nuestra capacidad de afecto: amplia o restringida a unas pocas formas de vida?

Quien nos ayuda a reflexionar sobre estos importantes temas es la amorosa terapeuta Juana de Angelis. Ella nos enseña que: “quien perturba el orden y se complace en enriquecerse atacando a la Naturaleza, no se ama a sí mismo ni a nadie más. (…) Los devastadores de la flora y los destructores de la fauna han perdido el rumbo de la vida y se han enredado en el patrón de la ambición excesiva, autodestructiva, cada vez que invierten contra las manifestaciones sensibles que existen.” [1]

Objetiva y clara es la advertencia de la Veneranda. Quien destruye la Naturaleza no se ama a sí mismo, ni ama a nadie. Hoy en día se usa mucho el “yo me amo”, “amo a alguien”, “amo esto”, “amo aquello”, cuando no el “amo mucho todo eso”. ¡Los entendidos lo entenderán! ¿Pero esto es amor?

Una vez más Juana de Angelis nos invita a reflexionar: “el amor que hay que ofrecer a los demás es una consecuencia natural del amor que se reserva a uno mismo, sin cuya presencia muy difícil será la realización plena del propósito de la afectividad. Sólo cuando la persona se ama a sí misma puede agrandar el sentimiento noble, distribuyendo ese amor a los demás seres vivos y a la Madre Naturaleza. (…) Cuando comienza a amarse a sí mismo, descubre que son las pequeñas cosas, las aparentemente de poca importancia, las que constituyen significados alentadores. Momentos de soledad para el autoanálisis y la reflexión, momentos de oración silenciosa, rehacerse a través de la música, paseos tranquilos, caricias a niños o animales, cuidado de plantas, flores y adornos vivos, sintiendo la vida fluyendo por todas partes.” [2]

Cuánta ilusión recibiendo el nombre de Amor. Cuántas declaraciones de amor por lo que nos separa de lo que es, en Verdad, el Amor. Retenidos prisioneros de las tinieblas de la ignorancia, mientras hay tanta luz en la libertad que podemos lograr si caminamos con paso firme hacia ella. Esto es lo que nos cuenta Juana en otro trabajo:

“La libertad es un derecho que se consolida, en la razón directa en que el hombre se autodescubre y toma conciencia, pudiendo identificar sus propios valores, que debe aplicar de manera edificante, respetando la naturaleza y todo lo que en ella existe. La agresión ecológica, en forma de violencia cruel contra las fuerzas que sostienen la vida, demuestra que el hombre, en nombre de su libertad, destruye, mutila, mata y se mata, finalmente, por no saber utilizarla como sería deseable. La libertad comienza en el pensamiento, como una forma de aspirar a lo bueno, a lo bello, del ideal que es todo lo que alimenta y sostiene la vida, regala y la mantiene. Cualquier comportamiento que coacciona, reprima o viole es contrario a la libertad.” [3]

En nombre de un pseudo autoamor, violamos el derecho a la vida de muchos: desde humanos, animales, árboles, bosques, aguas, suelo, aire, hasta el equilibrio planetario tan magistralmente orquestado por Dios. Nuestros instrumentos desafinados por la pobreza del autoamor aprisionan y destruyen. El cariño universal duele la muerte. Las pequeñas pasiones, fantaseadas con el amor, nos han mantenido atrapados en un mundo de ilusión y sufrimiento.

De nuevo Juana de Angelis, en otra obra, nos recuerda la importancia de levantar vuelos hacia la luz, quitando los velos que nos ponemos cuando pensamos que sabemos amarnos a nosotros mismos: “pensamos que el sentido, el objetivo, lo esencial, es la superación de las pasiones, la autoiluminación para discernir bien lo que se debe y se puede hacer, para armonizar en si mismo, en relación con tu prójimo y el grupo social en el que estás, así como con la Vida, con la Naturaleza, con Dios…” [4]

Y, para cerrar esta secuencia de lecciones de Juana de Angelis, dejamos el anuncio de una realidad que solo depende de sumergirnos en el Cristo que vive en cada uno de nosotros, conquistando la libertad en nuestras pequeñas voluntades y en nuestras pequeñas elecciones:

“de la experiencia de identificar la bondad en los seres en general, surge la extraordinaria conquista de descubrir la Presencia de Dios en todas partes, en todas las criaturas, estableciendo lazos emocionales de intercambio consciente, ya que, inconscientemente, el individuo experimenta una interdependencia que nadie está exento. Hacer lúcido el fenómeno automático del intercambio es un intento válido que facilita el progreso de los hombres, desarrollando habilidades más elocuentes y expresivas.” [5]

¡Paz y Bien!

Referencias bibliográficas:

[1] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). Garimpo de amor [Minería de amor]. 6 ed. Salvador: LEAL, 2015. 200 p. Capítulo 18 “Amor e conflitos” [Amor y conflictos].

[2] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). Garimpo de amor. [Minería de amor]. 6 ed. Salvador: LEAL, 2015. 200 p. Capítulo 2 “Amor a si mesmo” [Amor a si mismo].

[3] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). O homem integral [El hombre integral]. Capítulo 1 “Fatores de perturbação” [Factores de perturbación].

[4] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). Amor, imbatível amor [Amor, imbatible amor] 17 ed. Salvador: Leal, 2014. Capítulo 5 “A Busca do sentido existencial” [La búsqueda del sentido existencial].

[5] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). Plenitude [Plenitud].19 ed. Salvador: Leal, 2014. capítulo 5 “caminhos para a cessação do sofrimento” [Caminos para el cese del sufrimiento]. 

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