Artículo #26: Veganismo como parte del camino espiritual
Cláudia Mandato Gelernter, psicóloga clínica, vegana, fundadora del Centro Espírita Allan Kardec de Vinhedo y Activista de la Tercera Cultura y consultora del MOVE nos habla de cómo nuestros hábitos pueden contribuir a la construcción del mundo de regeneración, que también incluye los problemas alimentarios. ¡No te lo pierdas!
De vez en cuando, escucho de la gente la siguiente declaración: “Creo que es genial quién puede hacerlo, pero ni siquiera intentaré el vegetarianismo … tal vez en otra encarnación, porque no estoy tan evolucionado(a) …”.
Además de lamentarse, creo que esta postura, la de pensarse incapaz de algo, es bastante negativa desde los puntos de vista psíquico y social.
Por supuesto, todos tenemos puntos débiles con los que trabajar, con inmensas dificultades en determinadas materias, sin embargo, decidir ponerse cualquier meta para otras vidas es decididamente rendirse, no intentarlo, lo que pone en jaque muchas posibilidades.
Siempre comento con mis amigos que esta encarnación, este momento, el hoy es siempre una oportunidad sagrada de intentos, de errores y logros (¡de crecimiento, por lo tanto!) y que, para el éxito, necesitamos un ingrediente fundamental: la fe en nosotros mismos.
¡Si, como dije, sabemos de nuestros talones de Aquiles, también tenemos conciencia de que tenemos un potencial magnífico!
Ahora bien, renunciar a ello es renunciar a crecer, a seguir adelante, a vivir la oportunidad presente, en esta vida, con este cuerpo, con esta inteligencia, con estos conocimientos, con esta familia, etc.
¿Cómo sabemos acerca de nuestras condiciones en otra existencia, después de esta? Cosas para pensar…
Otro aspecto importante concierne a quienes simplemente atacan la idea o, por razones egoístas, se niegan a discutirla, a pensar en ella.
Mucha gente huye a la cueva del silencio, negándose a realizar análisis importantes por miedo al cambio. Otros rechazan, hablando mal de quienes deciden seguir los caminos de la alimentación ética, amorosa.
Por lo tanto, tenemos tres formas diferentes de entender/experimentar el tema del vegetarianismo/veganismo, en general:
1. Entenderlo como una necesidad, esforzándose por cambiar hábitos o simplemente cambiándolos;
2. Ser simpatizante, pero sin ninguna intención de cambios;
3. Negar o combatir estas ideas, buscando explicaciones a veces absurdas (ya que la ciencia, la ética y la espiritualidad apuntan a este camino), para calmar el propio psiquismo.
Ayer asistí a una charla muy interesante sobre el aborto, que en cierto modo decía lo mismo. La oradora, Juliana Ferragut, comentó que incluso podemos admitir nuestras dificultades, pero nunca podemos pretender que tal tema no deba ser pensado, analizado, cambiado en nosotros.
De todos modos: una vez colocados estos puntos, que considero importantes, sigo adelante.
Cuando elegimos una dieta vegana/vegetariana, estamos actuando en diferentes niveles de nuestra existencia.
En primer lugar, y nuevamente refiriéndonos a lo que mencioné anteriormente, estamos confiando en nosotros mismos, ya que esta es una posición diferente a la aprendida socialmente.
Aprendimos desde pequeños que comer carne es normal, que nos hace sentir bien, que el filetito tiene que estar en el plato todos los días, que la leche de vaca es la mejor, etc.
Entonces, cuando empezamos a tener contacto con otras informaciones, al principio puede que nos asustemos, después de todo, una idea como esta nos provoca una herida psíquica que se puede traducir con la siguiente pregunta:
¿Se equivocaron nuestros padres?
No responderé a esta pregunta, sino a la reflexión de cada uno.
Este movimiento reflexivo no es más que la deconstrucción de conceptos para una reconstrucción sobre nuevas bases. Todo esto a nivel psíquico, repito.
Un segundo aspecto, no menos importante, se refiere al biológico. Es bien sabido que la carne no es tan buena para la salud como se pensaba. De hecho, nos hace mal y, en algunos casos, puede llevarnos a la muerte. Para eso, basta con leer algunos de los muchos artículos científicos que se han publicado en revistas académicas.
En primer lugar se observa un cambio en el organismo en poco tiempo. Nos sentimos más livianos, el intestino funciona mejor, la digestión es tranquila. Los vegetarianos sufren menos del síndrome del intestino irritable, hemorroides y tienen una tasa de obesidad más baja. También sienten los beneficios en las áreas cardíaca, circulatoria, renal e incluso sexual. Se mejoran sus intuiciones y sus sensibilidades. Empiezan a ver la belleza en muchas situaciones y lugares, antes desapercibidos.
En segundo lugar, y ahora desde la mirada del medio ambiente, el vegetarianismo es, sin duda, ecológicamente más rentable, más ético y correcto. Por ejemplo, un buey, para generar un promedio de 200 kg de carne en unos 4 a 5 años, consume de 3 a 4 hectáreas de tierra, lo que sería suficiente para producir, en este espacio y en el mismo lapso de tiempo, 19 toneladas de arroz, o 32 toneladas de soja, o 34 de maíz, o 23 de trigo, u 8 de frijoles, ¡y la tierra soporta de 2 a 3 cosechas por año!
¿Sabías que casi un tercio de la superficie terrestre está dedicada a la ganadería?
Además, cada año se destruyen unos 200.000 kilómetros cuadrados de bosques tropicales para la creación de pastoreo para el ganado, lo que conduce a la desertificación y extinción de aproximadamente 1000 especies de plantas y animales. Es una lástima.
Un tercer aspecto, que considero fundamental, se refiere a nuestra propia espiritualidad. Deshacernos de la ingestión de cuerpos de otros animales nos ubica en un nivel ético más interesante. Ya no somos instrumentos de muerte y empezamos a integran la gran red de quienes priorizan la vida, el amor.
Suelo decir que no podemos espiritualizarnos solo a través del veganismo/vegetarianismo, pero que no seremos realmente espiritualizados sin esta postura alimentaria.
Lógicamente, para ser seres espiritualizados, buenos, necesitamos esforzarnos en muchos aspectos de nuestra vida, además de este. ¡Tendremos que ser éticos, cariñosos, genuinos, comprometidos con los miembros de la familia, en el trabajo, en las calles, en las reuniones, en todo!
Por otro lado, no lograremos elevarnos sin tener en cuenta esta necesidad -la de cuidarnos a nosotros mismos y a nuestros hermanos animales- dejando de lado viejos hábitos negativos.
El veganismo/vegetarianismo es, sin duda, la dieta del Tercer Milenio. Sin esta reeducación alimentaria, como parte del proceso, no habrá Mundo Regenerado. Ni paz.
Finalmente, para aquellos que se deciden por el veganismo/vegetarianismo, es importante consultar a los profesionales de la nutrición.
La dieta debe ser rica, equilibrada, para que no falten proteínas ni nutrientes.
Tenemos TODO lo que necesitamos en la naturaleza. Pero, para saber cómo y qué debemos consumir, es necesario buscar a quienes ya han estudiado el tema. Los más aplicados pueden encontrar información valiosa en los libros y cursos ofrecidos.
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