Card #57: “¿Por qué Dios mío, le pregunté, En este día único, Hay tanta muerte en las horas de Navidad?”

EN DEFENSA DE LOS ANIMALES. Por el espíritu Jair Presente.

“A finales del año pasado,
recibí una llamada ideal:
debía ayudar
al servicio de Navidad.

Hice oraciones, pidiéndole a Dios
paz en la mente, amor y luz,
sabiendo que aquella fecha
era la fiesta de Jesús.

Empecé a trabajar
poniendo a prueba mi confianza…
Que Dios me diera más fuerza,
más apoyo en la esperanza.

Me quedé, sin embargo, disgustado,
pues en el Gran Feriado
solo se hablaba de la fiesta,
Jesús no era recordado.
Primero fue la Mansión
de mi amigo Juan Diaz.

Él estaba entusiasmado
comiendo dos higos.
Entonces fui a ver a Doña Eulalia,
Conocida por Luloca.

Ella y su marido se tragaban
lengua de vaca con turrón.
Me acerqué al pastor,
predicador “cara y corona”.

Él llevaba mucha prisa,
condimentando una lechona.
Encontré, en el gallinero,
una amplia flota de pavos.

Pobres, ninguno de ellos
quiso hablar sobre Jesús.
Me acordé de doña Germana,
famosa en hacer polenta.

Germana y su hijo estaban comiendo
lomo de cerdo y panceta.
Muy triste, busqué
la casa de Juan Chichorro.

Pero reví a mi amigo
comiéndose a su propio perro.
Fui al rancho de Doña Ana,
lugar de caridad segura.

Ella estaba degustando
farofa de hormiga pura.
Paré en la casa de Lauro
que vivía en el descanso.

Vi a Cocota, su esposa,
cortándole el pescuezo a un ganso.
Vacilando, entré a la casa
del compañero Juan Tato.

El amigo estaba en la mesa,
comiendo carne de gato.
Intenté seguir adelante,
paré en el bar de Ciloca.

Ella estaba “limpiando”
cinco kilos de lombrices.
Enseguida busqué
la finca de Adán del Embalo.

Decía que tenía hambre,
y se comía su propio caballo.
Pasé por la casa de Antonio,
el antiguo dueño de los tangos.

Juan no bailaba, comía,
se comió de una sola vez cinco pollos.
En total abatimiento,
me acordé de Hevi da Cruz…

Si viera tanta matanza
¡Qué diría Jesús!
Donde quiera que fuera
había ollas llenas de carne,
carne de ganado en el matadero,
carne de cabra y cerdo.

¿Por qué Dios mío, le pregunté,
en este día único
hay tanta muerte
en las horas de Navidad?

El hombre del día a día
mataba solo por placer …
¿El hombre no encontraría
otra cosa para comer?

Las especies de animales
reciben en sus días,
la bondad y protección
que llegaron del amor de Dios.

Ante la Navidad de Jesús,
mantengamos los principios sanos,
comer carne, no tanto,
Dios bendecirá sus manos”.

XAVIER, F. C.; JAIR PRESENTE (Espíritu). Revelación. Capítulo “En defensa de los animales”.

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