Card #61: “Ama a los árboles y ten cuidado con el campo, donde florecen las bendiciones del cielo”.

¿Hemos amado y respetado a los árboles?

Varios benefactores espirituales enseñan la importancia de amar, cuidar y reconocer los valores intrínsecos también de los seres no sensibles, como los árboles, independientemente de los beneficios que puedan brindar a los seres humanos.

Incluso nos orientan los buenos espíritus, que “el ser humano debe sacrificarse con amor y compasión en beneficio de todas las demás vidas, contribuyendo así a que todo exprese su realidad colectiva”. Esta afirmación es de la benefactora Juana de Angelis, quien en el mismo texto enfatiza que “la búsqueda de la Naturaleza y de sus diversas expresiones, como fases de la evolución de la vida, debe ser considerada esencial para lograr el sentimiento de humanidad” [1].

En este sentido, el logro definitivo de la humanización del ser pasa necesariamente por este respeto integral por todos los seres, incluso aquellos que aún no han alcanzado la racionalidad. Juana de Angelis, nuevamente aconseja: “No se puede amar y sentir compasión sólo por los seres pensantes, sin una correspondencia con los otros que constituyen el orden universal, particularmente en el planeta madre, que es la Tierra” [1].

Sin embargo, ¡la mitad de las florestas del mundo ya han desaparecido! Cada año se talan alrededor de 15 mil millones de árboles, lo que significa que se talan 476 árboles por segundo.

La Amazonía y todas las florestas, selvas y bosques del planeta están siendo diezmados para dejarle espacio a más ganado, soja y aceite de palma. El consumo de animales está directamente relacionado con la deforestación. En Brasil, casi el 80 % del área deforestada en la Amazonía está ocupada por la actividad ganadera.

Desafortunadamente, no todos los consumidores de animales saben que su dieta proviene de la tala y quema de bosques. Por lo tanto, es necesario repensar la elección de alimentos y considerar el vegetarianismo estricto. Una simple actitud de reducción (lo mejor es detenerse por completo) ayuda a preservar florestas  y reducir el número de incendios, no solo en la Amazonía, sino en varias otras áreas de la Madre Tierra.

Todo este respeto y cuidado por la Creación Divina está íntimamente ligado a vivir la Ley de Dios.

El espíritu Emmanuel, al comentar el Mayor Mandamiento, el de amar a Dios, hace la siguiente pregunta: “¿Cómo amaré a Dios que está lejos de mí?” Él mismo responde: “Escucha la Ley sublime del Bien […] en las páginas vivas de la Naturaleza, esperando tu compasión por los árboles que están siendo arrojados, por las fuentes contaminadas, por los pájaros sin nido o por los animales indefensos y enfermos” [2].

Además de sus valores divinos, los árboles tienen funciones ecosistémicas que son fundamentales para la vida, como la regulación del clima, el control de lluvias e inundaciones, la calidad del agua en manantiales, el control de la erosión, la formación del suelo y tratamiento de desechos, la generación de alimentos como frutas, semillas y raíces, polinización, refugio de animales y beneficios medicinales. Son organismos imprescindibles para el equilibrio de la Tierra, con funciones vitales para el mantenimiento de la biodiversidad y de la especie humana, que los ha diezmado, atacando casi irracionalmente contra sí mismo.

Emmanuel, en la obra clásica El Consolador, respondió a la siguiente pregunta: “¿Los espíritus se preocupan por la botánica?” La respuesta fue categórica:

“[…] Ese departamento de la Naturaleza, campo de evolución como los otros, recibe igualmente el sagrado influjo del Señor, a través de la asistencia de sus mensajeros, desde los comienzos de la organización planetaria. Recordaos de que el hombre es discípulo en una escuela que su raciocinio ya encontró organizada por la sabiduría divina y, en nombre de Aquel que es el origen sagrado de nuestras vidas, amad los árboles y tened cuidado con el campo, donde florecen las bendiciones del cielo.” [3].

Como enseñan algunos conceptos indígenas, las montañas, los ríos, los árboles y los animales también son nuestros parientes.

Referencias:

[1] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu). Encontro com a Paz e a Saúde. [Encuentro con la Paz y la Salud]. 5 ed. Salvador: LEAL, 2016. 232 p. Capítulo 10 “Em busca da iluminação interior” [En busca de la iluminación interior”], pp. 198-201.

[2] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). Alma e luz. [Alma y luz]. Capítulo “El mayor mandamiento”.

[3] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). El Consolador. Trad. Henry Chara. Edición digital. 122 p. Capítulo 1 “Ciencia”, ítem 1.3. “Ciencias Especializadas”, pregunta 77, p. 36. Acceso el 15-06-2020 https://bit.ly/39wxmRE 

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