Artículo #09: La respuesta Espírita al antropocentrismo

En el retorno a la existencia corpórea, traemos, por supuesto, nuestro bagaje espiritual junto con las tendencias, buenas o malas, resultantes de las experiencias adquiridas en otros tiempos [1]. De la misma forma, también traemos una forma particular de pensar, un tipo psicológico culturalmente adquirido que acabó configurando nuestra cosmovisión y, en consecuencia, la forma en que nos relacionamos con todos los seres, y en particular, con los no animales humanos. Por eso, no pocas veces, cuando nos encontramos con algo, tenemos esa sensación: “¡¡¡Dios, eso es exactamente lo que pienso!!!”

Desde esta perspectiva, es oportuno indagar en la psicología general del ser humano en relación con los demás reinos de la Creación para comprender qué modelos de pensamiento han configurado la forma actual de pensar, actuar y relacionarse del ser humano con los animales, utilizando los registros. historia del pasado y teniendo en cuenta la ley de la reencarnación tan bien explicada por el Espiritismo [2], ayudándonos a abrir ese bagaje espiritual y sacarnos de encima, agradecidos, lo que ya no nos sirve.

De hecho, una de las formas más prácticas y efectivas que tiene el hombre para superarse en esta vida es a través del conocimiento de sí mismo [3], y para que podamos modificar las estadísticas de los más de 70 mil millones de animales terrestres producidos cada año para el consumo humano, excluidos los acuáticos, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), “Abordar el cambio climático a través del ganado”, que reafirma que dicha producción animal es uno de los factores más devastadores de la naturaleza [4], necesitamos con urgencia la autocrítica, la autoevaluación y el autodescubrimiento para la necesaria resignificación.

Es como nos dijo la benefactora Juana de Angelis: “El ser consciente debe trabajar siempre, partiendo del punto de partida de su realidad psicológica, aceptándose tal como es y mejorando constantemente. Esta lucidez la logran sólo quienes se analizan a sí mismos, dispuestos a encontrarse sin máscara, sin deterioro. Por eso no se juzga, no se justifica, no se acusa ni culpa. simplemente se descubre a si mismo”. [5].

Así, abriendo nuestro bagaje histórico, psicológico, reencarnatorio, nos encontramos con el paradigma antropocéntrico, que se resume en la idea de superioridad humana en relación con los demás seres de la Creación, constituyéndonos como el centro de la Tierra y, por tanto, con derecho exclusivo. utilizar, explotar, esclavizar y asesinar a todos los seres por debajo de la especie humana, especialmente animales no humanos, ya sea para consumo, entretenimiento, vestimenta, experimentación científica, utensilios, etc.

El antropocentrismo, a pesar de ganar fuerza en Europa a finales de la Edad Media, modelando la estructura de expresión cultural, científica, filosófica y religiosa de la era moderna, apareció desde antes de la era cristiana, con lo que se suele llamar antropocentrismo teleológico (finalista), lo que quiere decir que el mundo y todo lo que lo habita fue creado para el uso y beneficio de los seres humanos. Aquí está el hombre en esta cosmovisión: el centro de todas las acciones.

“El problema es profundo y tiene sus raíces en la Antigua Grecia, con Aristóteles y su “Gran Cadena del Ser” como el máximo representante, que situaba al ser humano en un nivel superior, bendecidos con la racionalidad y negaba a los animales habilidades que en consecuencia podrían otorgar derechos. El propósito del animal era únicamente servir al hombre. Asimismo, los romanos, con la dicotomía persona/cosa, tan cara al Derecho y que sigue siendo la base de varios ordenamientos jurídicos contemporáneos, contribuyeron a este centrismo, reproduciendo que los animales serían cosas, situadas en el ámbito de los derechos de propiedad. En la tradición judeocristiana también se encuentran las raíces que, con la doctrina agustiniana y la filosofía tomista, reforzó la objetivación de los animales, afirmando que el mandamiento “no matarás” no se aplica a los animales. Y así se llega a la era moderna, desde el renacimiento hasta el racionalismo clásico y el mecanismo cartesiano, culminando, en suma, con el pensamiento del filósofo Immanuel Kant, quien incide especialmente en el Derecho y sus conceptos jurídico-constitucionales de la dignidad de la persona humana, situándolo como un “fin en sí mismo” en todas las relaciones, solo con deberes indirectos para con los animales, ya que, desde este punto de vista, no tienen conciencia de sí mismos y existen simplemente como medios para un fin. Ese fin es el hombre”. [6]

Profundizando aún más en este paradigma, “pensando en el pasado para comprender el presente e idealizar el futuro” como decía Herodoto, nada mejor para conocer la relación entre el hombre y el mundo natural desde 1500 que la obra del autor Keith Thomas (1988), llamado El hombre y el mundo natural – Cambios de actitud hacia las plantas y los animales (1500-1800) [7] que, al estudiar la sociedad inglesa durante este período, disipó el prejuicio de que antes de la industrialización el hombre daba más valor a naturaleza, demostrando que, por el contrario, fue solo cuando la fauna y la flora fueron diezmadas que el hombre comenzó a valorar los recursos naturales.

Keith Thomas demuestra, de manera muy precisa y para nuestro pesar, con una amplia cita de escritores, poetas, periodistas, teólogos y filósofos de la época, la inmensa indiferencia y brutalidad del hombre con los animales y la naturaleza. Es impresionante cómo todas las manifestaciones culturales, sociales y psicológicas del hombre en este período fueron enfáticas para diferenciarlo de los animales, ya que estos eran vistos como cosas inferiores, y el hombre para demostrar su superioridad debió comportarse en sociedad de una manera muy diferente a los animales, ya que vestirse, caminar, hablar, bailar, comer e incluso la higiene personal. De hecho, no había duda para la religión, la ciencia y la filosofía predominantes de que los animales eran meros objetos de servidumbre para los seres humanos.

Thomas narra: “En el caso de los animales, la crueldad más común, al comienzo del período moderno fue la INDIFERENCIA. Para la mayoría de las personas, los animales estaban fuera de los términos de referencia moral. (…) Un buen ejemplo de cómo la gente estaba acostumbrada a sacarle la vida a los animales se encuentra en el diario del estudiante T. Isham (1670). Su pequeño diario registra una multitud de matanzas de gallos, matanza de bueyes, ahogamiento de perros (…) cazar liebres, capturar visones en trampas, matar gorriones a piedras y castrar toros”. [7]

Asimismo, cabe recordar que los buenos espíritus, en la Codificación Kardeciana, también advirtieron de la necesidad de curar la indiferencia moral: “Cada época está marcada, así, con el sello de la virtud o el vicio que debe salvarla o perderla. La virtud de tu generación es la actividad intelectual; su adicción es la INDIFERENCIA MORAL”. [8]

De todos modos, es fácil ver, por tanto, por qué el hombre moderno actúa así con los animales: ¡estuvimos allí! Porque si hoy la era es moderna, todavía cargamos un bagaje psicológico medieval, que necesita reconfiguración.

Por otro lado, Keith Thomas también demuestra que en este período de 1500-1800 se produjeron una serie de transformaciones en la forma en que hombres y mujeres, de todos los niveles sociales, percibían y clasificaban el mundo natural que les rodeaba, emergiendo nuevas sensibilidades en relación a animales, plantas y el paisaje. La relación de los hombres con otras especies comenzó a redefinirse, su derecho a explotar estas especies para su propio beneficio fue fuertemente impugnado, produciendo un inmenso interés por el mundo natural, donde se ubicaron las raíces de los movimientos protectores de los animales de la era moderna, habiendo nacido a partir de 1800 los movimientos en defensa de los animales, las plantas, el paisaje, la naturaleza (aquí encasillamos al Espiritismo en los últimos párrafos).

Así, reconstruyendo el mundo mental del pasado frente a la percepción británica de los animales y el medio ambiente, desde la perspectiva de Keith Thomas, incluso podemos decir que tales conflictos en la comunidad inglesa desde 1500 se reflejaron en el nacimiento de la era actual del veganismo, fundado en 1944 por Donald Watson también en Inglaterra, y que se viene expandiendo rápidamente en el mundo con el objetivo de “excluir, en la medida de lo posible y practicable, todas las formas de explotación y crueldad hacia los animales, ya sea para la alimentación, para el vestuario o cualquier otro propósito”.

Además, en mi caso particular, al estudiar la obra de Keith Thomas, y estando hoy en el campo espiritista cristiano, pude percibir (observándome) un poco de la psicología humana sobre la naturaleza, y pude comprender más fácilmente la dificultad que la sociedad moderna, en general, ha visto a los animales como hermanos, habiendo sido todo muy valioso para el replanteamiento de mi relación con la naturaleza.

Lo que más me llamó la atención de esta investigación fue observar cómo la religión predominante contribuyó a la institucionalización del modelo antropocéntrico, y cómo esta concepción se refleja negativamente en la era moderna. Ahora, como obrero espírita, también movimiento religioso, debo comprometerme a dar un nuevo sentido a este modelo de pensamiento antropocéntrico, a cuya realización ciertamente debo haber contribuido.

Y en este cuadro presentado por Keith Thomas, encontramos otro papel muy importante del Espiritismo, a pesar de ser casi ignorado entre nosotros. El Espiritismo fue codificado en 1857 en Francia, por Allan Kardec, precisamente en el período señalado por el autor como el “surgimiento de nuevas sensibilidades en relación a los animales, las plantas y el paisaje”.

En otras palabras, EL ESPIRITISMO REFLEJA OTRA RESPUESTA DE LO ALTO, DE JESÚS, GOBERNADOR PLANETARIO, PARA COMBATIR EL BUEN COMBATE CONTRA EL ANTROPOCENTRISMO.

Basta con revisar los cientos de mensajes contenidos en el conjunto literario fundamental de la Doctrina Espírita, desde la Codificación hasta las obras subsidiarias, en el compendio que llamamos aquí en el MOVIMIENTO de CATÁLOGO DE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS DE ÉTICA ANIMAL ESPÍRITA, que puedes consultar en nuestra página web, donde incluso encontramos al momento más de 180 extractos referentes a más de 100 obras espiritistas clásicas, enfrentando directamente el paradigma antropocéntrico para superarlo.

Tal discriminación ética y moral contra todo lo que no es humano ha llevado a la humanidad a la condición de consumidores voraces de la Tierra, resultando en una crisis ambiental (y moral) sin precedentes. Sin embargo, Jesús sigue al mando y ha enviado a sus instructores para derrocar los conceptos antropocéntricos y especistas, que a pesar de ser derribados por la ciencia, todavía están en el corazón humano.

Ya no es posible sostener en el siglo XXI que los animales son irracionales, no tienen lenguaje, no tienen inteligencia, no sufren, no sienten, no socializan, no se preocupan por sus vidas, no tienen alma, no evolucionan y así sucesivamente. La ciencia y el espiritismo (con anticipación secular) ya han derribado estos conceptos creados solo para la exploración de todo lo que no era humano, afectados por el paradigma antropocéntrico.

Así, aunque el movimiento espiritista aún no ha intentado y cumplido este propósito como debiera, la Doctrina Espírita contribuyó en gran medida a la ruptura paulatina con el antropocentrismo, habiendo sido una de las mayores respuestas de Jesús contra este modelo, por lo que, actuemos, como humanidad, como hermanos de la Naturaleza y no como verdugos crueles.

Veamos algunos de los cientos de aportes del Espiritismo contra el antropocentrismo:

  • “El hombre está para el animal simplemente como un superior jerárquico. En los irracionales también se desarrollan las facultades intelectuales. El sentimiento de curiosidad es, en la mayoría de ellos, muy avanzado, y muchas especies nos muestran sus altas cualidades, ejemplificando el amor conyugal, el sentimiento de paternidad, el amparo al prójimo, las facultades de imitación, el gusto por la belleza. Para verificar la existencia de estos fenómenos, basta con tener una sensación precisa de observación y análisis”. [9]
  • Los animales son almas en evolución, con el objetivo de convertirse en Espíritus humanos (preguntas 597; 597-a y 607-a) [10];
  • “Reciban como una obligación sagrada el deber de mantener a los animales en la escala progresiva de sus posiciones variadas en el planeta” [9];
  • No hemos respetado estos lazos afectivos entre los animales cuando los separamos de sus familias y amigos para que puedan ser comercializados en las industrias de la carne, la leche, los huevos [11 y 12];
  • La matanza de animales a una edad temprana, si bien podrían vivir durante décadas, conduce a un exceso de fluido vital y, según André Luiz, los fluidos son absorbidos por los hermanos desencarnados que están desequilibrados y aún dependientes de las sensaciones de la materia (vampirismo). Esta necesidad de fluido vital los induce a permanecer en las sombras, pues para obtener las energías necesitan prestar servicios a los Espíritus desencarnados que dirigen los mataderos, un ambiente que, según André Luiz, es el peor que ha visto jamás [12];
  • Según Emmanuel, “la ingestión de las vísceras de los animales es un error de enormes consecuencias, del que se derivaron numerosos vicios de la nutrición humana”. [13]
  • Según Humberto de Campos, “El cementerio en el vientre es un tormento, después de la gran transición. El lomo de cerdo o el bife de ternera, sazonados con sal y pimienta, no nos alejan mucho de nuestros antepasados, los tamoios y los caiapós, que se devoraban unos a otros”. [14]
  • Según André Luiz, es necesario “Abstenerse de perseguir y encarcelar, maltratar o sacrificar animales (…) por entretenimiento, en excursiones periódicas a campos, lagos y ríos, o en competiciones deportivas obstinadas y sangrientas”. (…) Para ayudar a los animales enfermos, utilizar los posibles recursos terapéuticos, sin descuidar ni siquiera los mediúmnicos”. [15]
  • Según Emmanuel, debemos aprender la Ley de Dios en las páginas vivas de la Naturaleza, que esperan nuestra compasión “por los árboles que son desalojados, por las fuentes contaminadas, por los pájaros sin nido o por los animales indefensos y enfermos”. [16] 
  • Finalmente, Juana de Angelis nos exhorta diciendo “ama en el camino tanto como puedas, plantas, animales, hombres, y te descubrirás superiormente amando a Dios”. [17]

El Espiritismo refleja el llamado de Jesús a una buena lucha contra el antropocentrismo, que aún existe en nuestro bagaje espiritual, en nuestra vida cotidiana, en nuestra conducta y cultura, que necesitan urgentemente una resignificación.

Es posible. No es tan difícil. Y te podemos ayudar.

Por eso, en tu hogar, en tu trabajo, en tu vida social y en tu casa espírita, donde puedas, muévete también por los animales y toda la naturaleza, y no solo por los humanos.

Referencias:

[1] KARDEC, A. El libro de los Espíritus. Trad.: José María Fernández Colavida. Ed. digital, FEE, set. 2018. 497 pp. Pregunta 872. Acceso el 26-06-2020 https://bit.ly/32qamk5

[2] KARDEC, A. El libro de los Espíritus. Trad.: José María Fernández Colavida. Ed. digital, FEE, set. 2018. 497 pp. Pregunta 166. Acceso el 26-06-2020 https://bit.ly/32qamk5

[3] KARDEC, A. El libro de los Espíritus. Trad.: José María Fernández Colavida. Ed. digital, FEE, set. 2018. 497 pp. Pregunta 919. Acceso el 26-06-2020 https://bit.ly/32qamk5

[4] http://www.fao.org/3/i3437e/i3437e.pdf

[5] FRANCO, D. P.; JUANA DE ANGELIS (Espíritu) . El Ser Consciente. Prefacio.

[6] LUDOLF, Rafael V. Exportación de ganado vivo en Brasil: Una propuesta para garantizar la Regla Constitucional de la Prohibición de la Crueldad contra los Animales bajo la Óptica del Derecho Animal. 2019. Disertación en la UFF. (original en portugués).  Disponible en: https://sucupira.capes.gov.br/sucupira/public/consultas/coleta/trabalhoConclusao/viewTrabalhoConclusao.xhtml?popup=true&id_trabalho=7706470

[6] LUDOLF, Rafael V. Exportación de Ganado Vivo en Brasil: una Propuesta para Garantizar la Norma Constitucional Sobre la Prohibición de la Crueldad hacia los Animales desde la Perspectiva del Derecho Animal. 2019. Disertación. UFF. Disponible en portugués en: https://bit.ly/3ihKixk

[7] THOMAS, Keith. O homem e o mundo natural – mudanças de atitude em relação às plantas e aos animais  [El hombre y el mundo natural – cambios de actitud hacia las plantas y los animales] (1500-1800). São Paulo: Companhia das Letras, 1988.

[8] KARDEC, A. El Evangelio Según el Espiritismo. Capítulo IX – Bienaventurados los mansos y los pacíficos. Instrucciones de los Espíritus: La afabilidad y la dulzura . Acceso el 14-03-2020 https://rb.gy/dwwmuq

[9] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). Emmanuel. Versión digital. Trad. R. Bertolinni. 108 p. Cap. XVII “Sobre los animales”, pp 57-60. Acceso el 28-06-2020 https://bit.ly/2YH09hC

[10] KARDEC, A. El libro de los Espíritus. Trad.: José María Fernández Colavida. Ed. digital, FEE, set. 2018. 497 pp. Libro segundo, capítulo XI. Acceso el 26-06-2020 https://bit.ly/32qamk5

[11] XAVIER, F. C.; ANDRÉ LUIZ (Espíritu). Los mensajeros. Versión digital. Trad. Alipio González Hernández. Cap. 42. pp 235-240. Acceso el 15-06-2020 https://bit.ly/2YFogMa

[12] XAVIER, F. C.; ANDRÉ LUIZ (Espíritu). Misioneros de la Luz. 1ª ed., 2007. Derechos de autor cedidos gratuitamente por la Federación Espírita Brasileña. 352 p. Capítulos 4 y 11. Acceso el 14-03-2020 https://rb.gy/axviv9

[13] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). El Consolador. Versión digital. Trad. Enry Chara. 122 p. Pregunta 129, pp. 43. Acceso el 19-06-2020. https://bit.ly/2Y2U5j1

[14] XAVIER, F. C.; IRMÃO X (Espírito). Cartas e Crônicas. 14 ed. 3 imp. Brasília: FEB, 2015. 167 p. Capítulo 4 “Treino para a morte”, pp. 18.

[14] XAVIER, F. C.; IRMÃO X (Espíritu). Cartas e Crônicas. [Cartas y crónicas] 14 ed. 3a. imp. Brasília: FEB, 2015. 167 p. Capítulo 4 “Entrenamiento para la muerte”, pp. 18.

[15] VIEIRA, W. ANDRÉ LUIZ (Espírito). Conduta espírita. 32 ed. 7 imp. Brasília: FEB, 2017. 118 p. Capítulo 33 “Perante os animais”, pp. 89-90.

[15] VIEIRA, W. ANDRÉ LUIZ (Espíritu). Conducta espírita. Versión digital. Federación Espírita Española. 70 p. Capítulo 33 “Frente a los animales”, p. 50. Acceso el 15-06-2020 https://bit.ly/37vPEQZ

[16] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espírito). Alma e luz. Capítulo “O maior mandamento”.

[16] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). Alma e luz. [Alma y luz]. Capítulo “El mayor mandamiento”.

[17] FRANCO, D. P.; JOANNA DE ÂNGELIS (Espírito). Leis Morais da Vida. 15 ed. Salvador: LEAL, 2014. 224 p. 2ª parte, cap. 1 “Amar a Deus”, pp. 18.

[17] FRANCO, D. P.; JOANNA DE ANGELIS (Espíritu). Leis Morais da Vida. [Leyes Morales de la Vida]. 15 ed. Salvador: LEAL, 2014. 224 p. 2ª parte, cap. 1 “Amar a Dios”, pp. 18.