Artículo #12: El impacto social de la producción de carne

Hay varias cuestiones preocupantes relacionadas con la cadena de productos de origen animal que se han logrado demostrar en valiosos debates y estudios científicos serios, lo que permite entender mejor el sufrimiento indescriptible causado a los animales [1] y el grave impacto ambiental al planeta [2].

Para el filósofo Peter Singer [3], la “esclavitud animal” puede correlacionarse con la esclavitud humana, considerada como la práctica social en la que un ser humano asume derechos de propiedad sobre otro por la fuerza.

Sin embargo, otro tema relevante, asociado a esta cadena productiva, y poco comentado, es el de los impactos sociales que ocasionan a los trabajadores del matadero. Se estima que sólo en Brasil se sacrifican alrededor de 1 buey, 1 cerdo y 180 pollos por segundo [4], es decir, 84.744 bueyes, 107.788 cerdos y 15.587.511 pollos por día. Por lo tanto, podemos concluir que se necesitan innumerables personas para garantizar esta demanda y es más específicamente sobre este impacto social que abordaremos en este artículo.

Durante siglos, la humanidad ha sido adoctrinada para creer que matar a otro ser que no es parte de la raza humana es necesario y está justificado para la satisfacción de diversas necesidades, siendo el enfoque principal la alimentación.

En tanto, investigaciones científicas recientes han demostrado todo lo contrario: no necesitamos matar a un ser sensible para alimentarnos y al abstenernos de cualquier producto animal tendremos nuestra salud física garantizada con alimentos de origen vegetal [5]. Además, según los benefactores espirituales, obtendremos beneficios de salud para el Espíritu cambiando los hábitos alimenticios mientras estamos encarnados [6].

Interesante información fue registrada por el Espíritu Maria João de Deus, en la obra “Cartas de una mujer muerta”, psicografada por Chico Xavier, demostrando que este tipo de comida podría ni siquiera haber sido necesaria, basándose en el ejemplo de la humanidad de Marte:

“El desvelado mentor espiritual me aseguró que la humanidad de Marte evolucionó más rápidamente que la de la Tierra y que desde el inicio de la formación de sus núcleos sociales nunca tuvo que destruir para vivir, lejos de las concepciones de los hombres terrenales cuya vida no transcurre sin la muerte y cuyos estómagos están siempre llenos de vísceras y alimentos de otros seres de la creación”. [7]

El acto de matar a otro ser, contrariamente a lo que se cree, no es una actitud innata de los seres humanos. En este sentido, cabe preguntarse: ¿tendríamos el valor de matar a un animal para comer habiendo alimentos alternativos? De forma indirecta, como sociedad, creamos un problema gravísimo y prácticamente desconocido: los trastornos por estrés postraumático que desarrollan los trabajadores de mataderos y frigoríficos a causa de las actividades en su entorno laboral.

Además de esta información, está la investigación realizada por Amy Fitzgerald [8], socióloga y profesora de criminología de la Universidad de Windsor en Canadá, quien investigó los efectos en las comunidades cercanas a los mataderos y probó la teoría del “efecto Sinclair”, que fue propuesta por Upton Sinclair hace más de 100 años. Según esta teoría, los mataderos tienen un impacto negativo en los trabajadores y las comunidades locales, ya que ha habido una correlación con el aumento de las tasas de delincuencia y desempleo. Cabe mencionar que estas correlaciones no habían sido probadas empíricamente hasta la publicación del estudio realizado por Fitzgerald, en 2010. Los siguientes seis ítems, numerados del 1 al 6, hacen referencia a los datos de la investigación de Fitzgerald (2010):

  1. Se analizaron un total de 581 municipios entre 1994 y 2002 y se encontró que el “Efecto Sinclair” era cierto y se daba exclusivamente en lugares con existencia de mataderos debido al trabajo violento existente en ellos. En una comunidad en el condado de Finney, Kansas, en la que se había abierto un matadero, se informa que, después del control de factores migratorios y otros importantes, la comunidad experimentó un aumento del 130% en crímenes violentos en cinco años, con la tasa de crecimiento de la población de solo el 33%. Estas tasas también se han documentado en otros estados y también han aumentado otros delitos como robos, masacres y abuso infantil.
  2. Se observó que un porcentaje importante de empleados, cuya tarea era el acto de matar al animal en sí, presentaba síntomas de estrés postraumático comparables a los detectados solo en veteranos de guerra. Así, parece que el acto de quitarse vidas, humanas o no, tiene un impacto similar, provocando también otras conductas como el abuso de drogas y alcohol, pánico, paranoia, ansiedad y depresión. Es interesante mencionar que los estudios previos sobre el estrés postraumático se enfocaron en los veteranos de guerra, sin embargo, a medida que surgieron más investigaciones, los trabajadores de los mataderos fueron reconocidos como susceptibles a dichos daños.
  3. Hubo una recurrencia de sueños en los que estos individuos actuaban violentamente, y muchos necesitaron buscar ayuda en hospitales psiquiátricos para tratar varios tipos de enfermedades mentales.
  4. Relatos de los trabajadores:
  • i. “Muchos trabajadores de mataderos cuyo trabajo es matar cerdos tienen problemas de alcoholismo. Si te tomas un momento para pensar, verás que estás matando a miles de seres cada día”.
  • ii. “En realidad, pensé que me estaba volviendo loco en un punto. Yo iba directamente al bar después del trabajo todos los días, me tomaba cuatro o cinco cervezas y luego me iba a casa, me sentaba y me quedaba mirando hacia la nada durante tres o cuatro horas. No abría la boca y cuando lo hacía era para maldecir o masticar. Mi esposa pensó que todo estaba dirigido a ella. Me gustaría decirle la verdad, encontrar las palabras adecuadas para que ella realmente entienda, pero nunca lo hice. Las pequeñas cosas me sacaban de quicio. Estaba poniéndole una correa nueva al alternador del coche de mi esposa y la llave se resbaló y golpeó mi articulación. Me aparté y tuve un ataque golpeando ese auto. Yo le golpeaba, lo pateaba, le gritaba. Era como si hubiera “perdido la cabeza”.
  • iii. “Lo peor, mucho peor que el peligro físico, es la carga emocional. Si trabajas en el área de matanza por un período de tiempo, desarrollas una actitud que te permite matar cosas, pero no te permite preocuparte por ellas. Puedes mirar a los ojos a un cerdo que camina por el suelo ensangrentado y pensar: Dios mío, qué animal hermoso. Es posible que desees adoptarlo como mascota. Los cerdos que yacían en el suelo del matadero se levantaban y frotaban el hocico en mí como un bebé. Dos minutos después tenía que matarlo, golpearlo con un caño hasta matarlo. No me puede importar”.
  • 5. El uso de caños para el sacrificio de animales aparece en ocasiones en textos y sitios web sobre el tema, siendo de uso frecuente en animales que se empacan y no ingresan al área de sacrificio, lo que obliga al trabajador a utilizar este método. Algunos trabajadores incluso reportan haber matado animales “por diversión” sin sentir ningún remordimiento, lo que sugiere un daño psicológico debido a una crueldad inusualmente alta, que posiblemente generaría preocupación entre la población en general, si tuviéramos más conciencia de estos problemas. Además, varios estudios muestran que los trabajadores de los mataderos y los agricultores tienen niveles más bajos de empatía por los animales que la población en general.
  • i. Otro empleado entrevistado dijo: “Cuando trabajaba en el piso superior donde le quitaba las entrañas a los cerdos podía tener la actitud de alguien que trabaja en una línea de producción, ayudando a alimentar a la gente”. Pero en el área de matanza, no estaba alimentando a personas. Estaba matando cosas. Mi actitud fue: “es solo un animal. Mátalo. ” A veces también miraba a la gente de esa manera. Ya tenía la idea de colgar a mi capataz boca abajo en la cuerda y apuñalarlo. Recuerdo que entré a la oficina y le dije a mi superior que no tenía ningún problema en apretar el gatillo de alguien: “si te pones frente a mí, te volaré los sesos”. Cada persona que conozco que trabaja apuñalando a los animales lleva un arma y cualquiera de ellos te dispararía. La mayoría de los que conozco ya han sido arrestados por asalto”.
  • 6. La tasa de rotación de los empleados de los mataderos es tan alta que las comunidades circundantes pueden experimentar tasas de desempleo más altas, lo que hace que los ex trabajadores entren en el mundo del delito.

Otro problema grave relacionado con la ganadería son las tasas de trabajo esclavo. Según datos de la ONG Repórter Brasil, para el año 2012 [9], Pará, seguido de Tocantins y Paraná, fueron los estados brasileños en los que hubo mayor incidencia de esta práctica. Con un monto de USD 15.620 millones exportados en carne en 2011, según datos del Ministerio de Agricultura y responsable de alrededor del 62% del trabajo esclavo en el país, la ganadería tiene casos de trabajo esclavo normalmente asociados a la deforestación ilícita en la región amazónica legal, y las víctimas rescatadas son empleadas en la apertura de pastos para la cría de ganado, aplicando pesticidas a la tierra o construyendo cercas.

Ante tales relatos e informaciones volvemos a reflexionar sobre la naturaleza humana. Nuestra tendencia innata es sentirnos atraídos por la mansedumbre y la no violencia, que incluye a todos los seres vivos, humanos o no.

Entonces, ¿es válido reflexionar sobre las innumerables familias que están estructuralmente desmembradas de la misma manera que los animales están físicamente desmembrados, por nuestros hábitos cristalizados durante milenios, pero que, en esencia, son contrarios a la naturaleza humana? ¿Cuántos hombres y mujeres tienen su estado emocional profundamente sacudido al verse obligados por la falta de alternativas a permanecer en un “trabajo” cuya única función es acabar con la vida de miles de seres sentientes cada día?

Es necesario reconocer estas graves pérdidas, así como la responsabilidad colectiva de financiación, aunque sea de forma indirecta. Podemos tener una dieta y un estilo de vida que contemple la paz tanto para los animales como para los hombres. Nuestra colaboración comienza cuando nos informamos y tomamos conciencia del poder que tiene cada consumidor a la hora de elegir el plato de cada día.

Que el ejemplo de la vida pacífica de Cristo y Francisco de Asís nos inspire a hacer este cambio por amor al hombre y a los animales, ya que son nuestros verdaderos modelos.

Referencias:

[1] Declaración de Cambridge sobre la conciencia en animales humanos y no humanos. https://tinyurl.com/y3hnquhk  

[2] ¿Cómo afecta el consumo de carne al cambio climático? https://tinyurl.com/yyl8sb6t 

[3] SINGER, P. “Liberación animal”. Artículo publicado el 15-5-2003. https://tinyurl.com/y348qufz 

[4] Brasil sigue matando 1 buey, 1 cerdo y 189 pollos por segundo según el IBGE  https://tinyurl.com/y3qs6423 (En portugués)

[5] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). El Consolador. Trad. Henry Chara. Capítulo 2 (Filosofía), ítem 2.1. “Vida”, Subítem 2.1.1. “Aprendizaje”, pregunta 129. Edición digital. 122 p. Acceso el 15-06-2020 https://bit.ly/2Y2U5j1

[6] XAVIER, F. C.; IRMÃO X (Espíritu). Cartas e Crônicas. [Cartas y crónicas] 14 ed. 3a. imp. Brasília: FEB, 2015. 167 p. Capítulo 4 “Entrenamiento para la muerte”, pp. 18.

[7] XAVIER, F. C.; MARIA JOÃO DE DEUS (Espíritu). Cartas de una muerta. Traducción: Hugo Girao para Curso Espírita. 194 p. Acceso el 11-10-2020 https://tinyurl.com/y34fb3nd  

[8] FITZGERALD, A. 2010. Estudio disponible en: https://tinyurl.com/ctxcvcv [9] Principales actividades económicas en el Brasil concentran casos de trabajo esclavo en 2012 https://tinyurl.com/yxu5a96c (en portugués)