Card #64: 5 de junio – Día mundial del medio ambiente

La espiritualidad nos recuerda, en El Libro de los Espíritus, que la Naturaleza nunca es impredecible, somos nosotros los que no sabemos regularnos, ni contentarnos [1]. De ahí los desequilibrios que están sacudiendo al Planeta en forma de enfermedades pandémicas, del hambre devastador, de los fenómenos meteorológicos extremos y de la pérdida irreparable de tantas vidas humanas y no humanas.

A esto le damos el nombre de “transición planetaria”, cuando nos bastaría con conocer el límite de lo necesario para que el costo de experiencias arduas no nos pese tanto [2]. Pero, como seres insaciables, insistimos en el mantenimiento de la “normalidad”, conservando los vicios que desorganizan nuestra constitución física y crean “necesidades artificiales” [3].

En esta fecha, que la Humanidad se reservó para recordar sus propios orígenes, dejamos a Aniceto, instructor del espíritu André Luiz, la reflexión urgente: 

Desde hace milenios, la Naturaleza espera la comprensión de los hombres. No se ha alimentado tan sólo de esperanza, mas vive en ardiente expectativa, aguardando el entendimiento y el auxilio de los Espíritus encarnados en la Tierra, más particularmente considerados hijos de Dios. 

Sin embargo, las fuerzas naturales continúan sufriendo la opresión de todas las vanidades humanas. Pero, esto ocurre, mis amigos, porque también el Señor tiene esperanza en la liberación de los seres esclavizados en la Tierra, para que se verifique igualmente la libertad en la gloria del hombre.

¡Conozco de cerca vuestros sacrificios, abnegados trabajadores espirituales del suelo terrestre! Muchos de vosotros permanecéis aquí, como en múltiples regiones del planeta, ayudando a compañeros encarnados, encadenados a las ilusiones de la ganancia de orden material. ¿Cuántas veces, vuestro auxilio es convertido en bajas explotaciones en el campo de los negocios terrestres? La mayoría de los cultivadores de la tierra todo lo exige sin ofrecer nada:

Mientras veláis, cuidadosamente, por el mantenimiento de las bases de la vida, habéis visto a la civilización funcionando cual vigorosa máquina de triturar, convirtiéndose los hombres, nuestros hermanos, en pequeños moloques (Dios de la antigüedad cuyo ritual de adoración consistía en actos sexuales y el sacrificio de niños quemados vivos) de pan, carne y vino, absolutamente sumergidos en los vicios de los sentimientos y en los excesos de la alimentación, despreocupados de la inmensa deuda contraída con la Naturaleza, amorosa y generosa.

Ellos oprimen a las criaturas inferiores, hieren las fuerzas benefactoras de la vida, son ingratos con las fuentes del bien, atienden a las industrias rurales, pero más por la vanidad y ambición de ganar […].

 ¡Auxiliémosle a amar a la tierra, antes de explotarla en el sentido inferior, valiéndose de la cooperación de los animales, sin promover el exterminio! 

En ese momento, el matadero será convertido en un lugar de cooperación, donde el hombre atenderá a los seres inferiores y donde éstos atenderán a las necesidades del hombre […].

¡Observamos con el Evangelio, que la Creación aguarda ansiosamente la manifestación de los hijos de Dios encarnados!

¡Concordamos que las criaturas inferiores han soportado el peso de inmensas iniquidades! 

Continuemos auxiliándolas, pero no nos perdamos en vanas contiendas. ¡Los hombres esperan también por nuestra manifestación espiritual! De ese modo, ayudemos a todos, en el capítulo del gran entendimiento”. [4]

Referencias:

[1] KARDEC, A. El libro de los Espíritus. Capítulo V, pregunta 705. Trad.: José María Fernández Colavida. Ed. digital, FEE, set. 2018. Acceso el 26-06-2020 https://tinyurl.com/y6x5uljn 

[2] Idem. Pregunta 715.

.[3] Idem. Pregunta 716.

[4] XAVIER, F. C.; ANDRÉ LUIZ (Espíritu). Los mensajeros. Capítulo 42 Evangelio en el ambiente rural, pp. 235-240 Versión digital. Trad. Alipio González Hernández. Acceso el 15-10-2021 Los Mensajeros (cursoespirita.com) 

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