Artículo #24: ¿De dónde procede tu comida?

Gabriela Pepe, nutricionista consultora del MOVE, nos ofrece en este artículo una valiosa guía sobre pesticidas, transgénicos y comida vegetariana. ¡No te lo pierdas![

“La libertad es un derecho que se va consolidando en la medida en que el hombre se descubre a sí mismo y toma conciencia mediante la identificación de sus propios valores, los cuales debe aplicar de manera edificante a través del respeto a la naturaleza y a todo lo que existe en ella. La agresión ecológica, en forma de violencia cruel contra las fuerzas que sostienen la vida, demuestra que el hombre, en nombre de su libertad, destruye, mutila, mata y se mata a sí mismo, en última instancia, por no saber usarla como le gustaría.” (Juana de Angelis) [1]

El concepto de sistema alimentario comprende todos los procesos relacionados con la alimentación, desde su producción, procesamiento y distribución, hasta su preparación y consumo. Podemos clasificar los sistemas alimentarios como sostenibles e insostenibles.

El sistema alimentario sostenible se basa en la agricultura familiar orgánica, en técnicas tradicionales y efectivas de cultivo y manejo del suelo, en el uso intensivo de mano de obra, en el cultivo intercalado de diversos alimentos y en el procesamiento mínimo de los alimentos por parte de los propios agricultores o de las industrias locales. Y a través de una red de distribución de gran capilaridad integrada por mercados, ferias y pequeños comerciantes [2].

El sistema alimentario insostenible, en cambio, se basa en monocultivos que dependen de grandes extensiones de tierra, del uso intenso de maquinaria, combustible y agua y del uso generalizado de fertilizantes químicos, pesticidas, semillas transgénicas y antibióticos, y además del transporte por larga distancia. Esta forma de sistema alimentario empobrece los recursos naturales y contamina el aire, el suelo, las aguas subterráneas, los ríos, lagos y mares cercanos [2].

Los alimentos producidos de manera insostenible tienen dos destinos principales: la producción de alimentos procesados ​​y de piensos utilizados en la ganadería intensiva. ¿Sabías que gran parte de la soja y del maíz transgénicos de los grandes monocultivos brasileños se utilizan para la fabricación de piensos? Es por eso que la principal industria responsable de la deforestación de los bosques es la ganadería, no solo para dar cabida a la creación de animales (que también conduce al empobrecimiento de la tierra), sino también para el cultivo de cereales destinados a la alimentación animal. Solo para tener una idea de la magnitud de esta producción de alimentos, si el 50% de estos granos destinados a los animales fueran destinados a personas en extrema pobreza, ¡sería suficiente para acabar con el hambre en el mundo!

Número de personas con hambre en el mundo en 2018 – 821,6 millones. Solo en América Latina y Caribe – 42,5 millones.

En la cuestión 705 de “El libro de los espíritus”, Kardec pregunta:

“¿Por qué la tierra no siempre produce lo suficiente para proporcionar al hombre lo necesario?” Y la respuesta es muy simple: “¡Porque el hombre es ingrato y la descuida! No obstante, ella es una excelente madre. El hombre también suele acusar a la naturaleza de lo que constituye el efecto de su propia impericia o de su imprevisión. La tierra produciría siempre lo necesario si el hombre supiera contentarse con ello. Si la tierra no lo abastece, es porque el hombre emplea en lo superfluo lo que podría destinar a lo necesario.” [3]

Luego examinaremos el tema de los pesticidas y de los transgénicos, y cómo la alimentación vegetariana pura, adoptada por los veganos, puede contribuir a la salud de nuestro planeta.

Los agricultores con producción orgánica y sostenible informan que, incluso si su plantación tiene alguna “plaga”, esto suele revertirse después de un tiempo, sin siquiera tener que intervenir. Es la madre naturaleza siempre trabajando en aras del equilibrio de la tierra.

Por otro lado, en las plantaciones insostenibles, cada año, las “plagas” se adaptan para crear resistencia a los pesticidas utilizados. Entonces, con el tiempo, se necesitan nuevos pesticidas para contener estas “plagas mutantes”. Y además de la contaminación ambiental, tenemos la contaminación del trabajador del campo, que no maneja adecuadamente los pesticidas, muchas veces no sabe leer, no tiene entrenamiento para realizar la dilución adecuada del producto y no usa el Equipo de Proteccion Personal necesario. Y también tenemos la contaminación del hombre que consume estos alimentos. Aun cuando las dosis son menores a las que está expuesto el agricultor, se sabe que estos tóxicos pueden acumularse en nuestro organismo.

Los ingredientes activos presentes en los pesticidas pueden causar una enorme cantidad de problemas para la salud humana, como: esterilidad masculina, diversas reacciones alérgicas, trastornos neurológicos, respiratorios, cardíacos, pulmonares, trastornos en el sistema inmunológico y en el sistema endocrino, desarrollo de cáncer, entre otros daños a la salud, como abortos y malformaciones fetales. [4]

Desde 2012, Brasil lidera el ranking mundial de consumo de plaguicidas. Cada brasileño consume un promedio de siete litros de plaguicidas al año. Casi un tercio de estas sustancias no están autorizadas por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA) [5].

Algunos estudios internacionales han investigado el contenido de plaguicidas en alimentos de origen animal, es decir, el propio animal y sus derivados, como la leche de vaca y los lácteos, los huevos y la miel. Estos estudios mostraron que los alimentos de origen animal contienen un nivel mucho más alto de pesticidas, ya que los animales son los principales consumidores de pesticidas (una gran parte de la alimentación del ganado está hecha con maíz y soja transgénicos y están llenas de pesticidas), y el hombre se come al animal que acumuló el plaguicida a lo largo de su vida, siendo un consumidor secundario. La carne y los huevos fueron los principales responsables de la alta ingesta de plaguicidas organoclorados, alcanzando el 348% de la ingesta diaria aceptable en la población general y entre el 146% y el 183% en los vegetarianos. Otro estudio con madres vegetarianas mostró que su leche materna estaba menos contaminada que la de las omnívoras, lo que se explica por el hecho de que los pesticidas son solubles en grasa [6].

No podemos hablar de pesticidas sin discutir también el tema de los alimentos transgénicos. Un alimento se considera transgénico cuando las secuencias de su código genético se eliminan de uno o más organismos y se insertan en otro organismo, de una especie diferente. Con eso surge el rompimiento de la barrera sexual, permitiendo cruces que son imposibles de producirse de forma natural, como por ejemplo entre una planta y un animal.

Fue sin el consentimiento de la población mundial que las empresas agroquímicas adquirieron las empresas semilleras del planeta, con el propósito de poseer los recursos genéticos necesarios para el desarrollo de variedades transgénicas, totalmente enfocadas en sus especialidades químicas: variedades tolerantes a los herbicidas (las famosas plantas RR, tolerantes al Round Up de Monsanto, por ejemplo), o que producen sus propios insecticidas (las plantas Bt). Hoy, estas plantas representan el 99% de las plantas modificadas genéticamente que se venden en el mundo. Esta apropiación de recursos genéticos por un pequeño grupo de empresas multinacionales representa un peligro para la seguridad alimentaria. Han adquirido una influencia considerable que les permite alentar a los gobiernos a adoptar leyes débiles, permitiendo la comercialización de plantas modificadas genéticamente a través de evaluaciones de riesgo superficiales. Para agravar aún más la situación, las semillas transgénicas son estériles, es decir, no se pueden seleccionar y replantar en la próxima cosecha, lo que obliga al agricultor a depender de la compra del paquete de veneno para cada cosecha: las semillas patentadas y los plaguicidas. [7]

En Brasil, la soja Genéticamente Modificada (GM) se impuso gracias al contrabando de semillas GM provenientes de Argentina, donde fue autorizada, mientras que la liberación comercial de soja transgénica fue prohibida por los tribunales brasileños, principalmente por falta de estudios de impacto ambiental. Durante 10 años, no se ha hecho nada para evaluar el impacto de los transgénicos en el medio ambiente. Sin embargo, durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se autorizó la soja ilegal para no penalizar a las decenas de miles de agricultores de Rio Grande do Sul que ya la habían sembrado y reproducido en total ilegalidad. Desde entonces, defensores de la ideología transgénica se han apoderado de la CTNBio (Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad), organismo encargado de evaluar las solicitudes de liberación comercial de plantas y animales transgénicos, con el objetivo de brindar una mayoría “automática” favorable a la biotecnología. [7]

Las primeras objeciones científicas a la seguridad de las plantas transgénicas fueron de científicos de la FDA (Food and Drug Administration), quienes advierten: las plantas/alimentos transgénicos pueden presentar un “aumento de los niveles de toxinas que ocurran naturalmente”, “aparición de nuevas toxinas no identificadas previamente”, mayor tendencia a absorber “sustancias tóxicas del medio ambiente”, como “plaguicidas y metales pesados ​” y “cambios no deseados en los niveles de nutrientes”. Como consecuencia, los científicos de la FDA recomiendan probar las plantas/alimentos transgénicos “antes de su lanzamiento comercial”. [7]

Es lamentable que los investigadores, al encontrar resultados contrarios a la lógica económica mundial en el tema de los transgénicos, sufran actos represivos políticos y/o profesionales. El Dr. Andrés Carrasco, profesor de embriología, investigador principal del Conicet y director del Laboratorio de Embriología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), sufrió una fuerte campaña de desprestigio porque concluyó que “el plaguicida básico de la industria sojera [el Roundup Ready] produce malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, aun en dosis muy inferiores a las utilizadas en la agricultura”. [7] 

Para saber si un producto industrializado es transgénico en Brasil, basta con observar si hay un símbolo triangular amarillo en el empaque con una T negra adentro. [8]

¿Cómo, entonces, evitar los alimentos con pesticidas?

Primero, al adoptar la dieta vegetariana pura, ya se está excluyendo los alimentos con mayor contenido de pesticidas. Además, consumir frutas y verduras de temporada, ya que contienen menores cantidades de pesticidas y aún tienen la ventaja de un menor costo. Una forma de minimizar el contenido de pesticidas en la superficie de las frutas y verduras convencionales es lavarlas con agua corriente. Puede usar un cepillo para ayudar en este lavado. Esto reduce el pesticida presente en la cáscara de los vegetales. Pero además de los pesticidas de contacto, existen pesticidas sistémicos, que actúan dentro de la planta.

Por tanto, lo ideal es dar preferencia a los alimentos orgánicos, que se encuentran en ferias libres, mercadillos e incluso que se obtienen por entrega a domicilio. También es posible cultivar un huerto en casa con verduras y especias. Inclusive con poco espacio, se puede plantar en una botella de PET o en un jardín vertical. Si existe un jardín, incluso se puede cultivar algunos árboles frutales.

De esa manera sabemos exactamente de dónde proviene nuestra comida. Que fue producida de manera justa y sustentable para el trabajador, para el medio ambiente y para nosotros, beneficiando enormemente la salud de nuestro planeta Tierra.

Cuanto menos procesado sea un alimento, mejor para nuestra salud. Nuestro deseo es que podamos usar y usufructuar de todos esos alimentos que obtenemos directamente de la naturaleza, las frutas y verduras, ricas en nutrientes beneficiosos y cargados de buenos fluidos. Comida libre de cualquier injusticia y crueldad. Perfecto como perfecto es el Padre que está en los cielos.

Para complementar nuestra reflexión, Emmanuel dice que

“El estado precario de la salud de los hombres, en los días actuales, tiene sus ascendentes en la larga serie de abusos individuales y colectivos de las personas, desviadas de la ley sabia y justa de la Naturaleza. La Civilización, en su sed de bienestar, parece haber homologado todos los vicios de la alimentación, de las costumbres, del sexo y del trabajo. Con todo, los hombres caminan para las más profundas síntesis espirituales. La máquina, que estableció tanta miseria en el mundo, suprimiendo al trabajador e intensificando la facilidad de la producción, ha de traer, igualmente, una nueva concepción de la civilización que multiplicó la máxima perfección del gusto humano, complicando los problemas de salud; ha de enseñar a las personas la manera de vivir en armonía con la Naturaleza.”

Y para finalizar, traemos un extracto del libro “Padre Nuestro”:

“La naturaleza diariamente glorifica la Bondad Divina, en la luz del sol, en la suavidad del viento, en el canto de las aves y en el perfume de las flores. Quien ayuda a los animales y cuida de las plantas demuestra respeto y cariño a la Creación de Nuestro Padre Celestial.” [10]

Referencias:

[1] FRANCO, D. P.; JUANA DE ÁNGELIS (Espíritu). O homem integral [El hombre integral].

[2] KARDEC, A. El libro de los Espíritus. Trad.: José María Fernández Colavida. Ed. digital, FEE, set. 2018. 497 pp. Acceso el 26-06-2020 https://bit.ly/32qamk5

[3] Brasil. Guía Alimentaria para la Población Brasileña / Ministerio de la Salud 2. ed. Brasilia, 2014.

[4] Sociedad Vegetariana Brasileña. Guía alimentaria para Dietas Vegetarianas para adultos. São Paulo, 2012.

[5] Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria. Informe de las Muestras Analizadas en el período 2017-2018. Programa de Análisis de Residuos de Plaguicidas en los Alimentos. Brasilia, 2019.

[6] Enlace de acceso: https://controsagrotoxicos.org/  Sitio web visitado el 30 de julio de 2020.

[7] Transgênicos para quem? Agricultura, Ciência e Sociedade [¿Transgénico para quién? Agricultura, ciencia y sociedad] / Magda Zanoni; Gilles Ferment (orgs.); Ministerio del Desarrollo Agrario. Brasília, 2011.

[8] Ordenanza nº 2.658, de 22 de diciembre de 2003, del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento del Gobierno Federal de Brasil

[9] XAVIER, F. C.; EMMANUEL (Espíritu). Emmanuel. Versión digital. Trad. R. Bertolinni. 108 p. Acceso el 09-04-2021 https://bit.ly/3m7DmW8 

[10] XAVIER, F. C.; MEIMEI (Espíritu). Versión Digital. Trad. Ana de Jesús Ríos de González y Alípio González. 151p. https://bit.ly/3dPKjc5

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